EL TESORO DE LA INFANCIA
Quién iba a saber que durante la infancia
todos recibimos una herencia especial
y que con este tesoro las energías creadoras de la vida
iban a tallar a un Ser sin igual.
AHORA, YA LO SÉ, que siempre contamos
con el inmenso Amor de nuestros Antepasados
para Caminar con el Corazón por la Humanidad.
Y que mis regalos fueron:
de mi madre: la fuerza y el coraje de vivir;
de mi padre: la sensibilidad y el compromiso social;
de la Tierra, el poder de continuar
y el legado del Infinito, de lo celestial,
para convertirme en una Escritora de la Libertad.
PESCANDO SABIDURÍA
Anoche fui a pescar
y tendida en la arena
pesqué sabiduría
escuchando a las olas del mar.
Sentí que la misma energía
que mantiene a los planetas
cada uno en su lugar,
es la que nos sostiene.
Y oí que las olas me decían:
“Suelta, deja ir…
porque todo llega y se va”.
SIGUIENDO MI CAMINO
Me encuentro con una mujer
que no sabe lo que es: Ser.
Me dice: “me voy, porque resulta
que estoy perdiendo toda la mañana.
¿Cómo puedes perder?
Si estás en ti,
si eres tú , aquí y ahora,
quién mira, quién ama;
si eres tú, aquí y allí,
donde quiera que esté tu cuerpo y tu alma.
Su madre, de negro, me mira y se adelanta.
Sé lo que piensa: “Otra vez esta mujer
haciendo perder el tiempo a mi hija
con sus ideas, con sus sueños,
con su catarata desbordante de esperanzas.
¿A caso, eso da dinero, es rentable? ”
Las miro y no las encuentro, están ausentes.
Sólo sus pequeños egos me responden
con la carencia, con la falta, con el ansia
de querer más, ¿de más qué…?
Es la ignorancia quien las desviste
de su grandeza humana.
Luego, me asomo a otra ventana.
Hablo con un joven camarero.
Me mira tan profundamente,
me escucha con tanta calma.
Está totalmente presente.
Me asombro y no sé que decirle,
balbuceo unas palabras:
“Hay un camino, hay esperanza…”
Pero, el camino no es hacia fuera,
el camino es hacia dentro.
Es prestarnos atención,
reconocer hondamente
nuestra grandeza humana.
Es encontrarnos con nuestro Ser
más allá de los personajes
que representamos en la rutina diaria.
Es abrirle las compuertas a los manantiales de la vida
que se esconden detrás de las palabras.
Es conectar con la total abundancia.
Entonces el charcutero se convierte en un ángel
cuando te sonríe y el minuto es un espacio sin tiempo
que se extiende y se moldea a nuestro gusto…
Es reconocer lo que somos,
penetrando todas las máscaras.
Es amar y agradecer que estás viva.
Es sentir tu Ser dentro de ti
y dejar que alumbre con su grandeza la vida cotidiana.
TEJIENDO LA RED
Me he convertido en un punto
de la red de la Vida.
Cuando me muevo para dar
lo que otro necesita,
por otro lado recibo
aquello que no tenía.
Este maravilloso tejido circular
que sostiene el Universo
me asombra cada vez más.
Las conexiones de igual a igual
es la sociedad que viene.
No es ninguna utopía
están creándose ya
las redes de Humanidad.
Rosa María junto con dos amigas escritoras: Maribel e Isabel Pavón, en la antigua biblioteca Manuel Altolaguirre de Málaga.
EL LATIDO DE LA VIDA EN MÍ
Estoy aquí,
dejé de ser castillo
y encontré
el río que fluye.
Estoy aquí,
para gozar como una enamorada
de los regalos de la Vida.
Estoy aquí,
como la Farola
que lanza destellos al mar.
Abre tus puertas,
no temas.
Vengo cargada de riquezas
del camino,
dispuesta a compartir.
Estoy preparada para recuperar
el latido de la naturaleza en mí.
INSPIRACIÓN
Sentada en mi butaca,
en el filo de los tiempos
que me ha tocado vivir,
me dispongo a escribir.
La eternidad me traspasa
para hacerse vida en el papel,
estoy inspirada.
Cada uno de mis dedos
es un río conectado con el alma.
Todas las energías convergen en mi Ser,
la inspiración me susurra su canción
y me nacen alas.
Me convierto en transmisora de océanos,
en sanadora de palabras.
Mis manos danzan
hilando la belleza y el misterio,
tienen la llave para abrir todos los horizontes.
ESCRIBO…
Mientras Orión expande su luz
en la vibrante noche estrellada.